¿Ha muerto el cine en el streaming? Defendemos por qué la sobrecarga de contenido en plataformas como Netflix y Prime devalúa las películas de autor, mata la curaduría y convierte el arte en simple producto desechable.
¿Ha muerto el cine en el streaming? Defendemos por qué la sobrecarga de contenido en plataformas como Netflix y Prime devalúa las películas de autor, mata la curaduría y convierte el arte en simple producto desechable.
Voy a decirlo sin rodeos: la proliferación de plataformas de streaming no elevó la calidad del cine, la devaluó. Pagamos por un buffet infinito de entretenimiento, y el resultado es que ahora la mayoría de las películas, especialmente las ambiciosas y las de autor, se sienten completamente desechables. El cine murió en Netflix; ahora solo existe el Contenido (Content).
Hemos pasado de ver una película a consumir un producto en piloto automático. El objetivo del streaming ya no es contarte una historia memorable, sino asegurarse de que nunca cierres la aplicación y que justifiques tu próxima factura. Y, francamente, la sobrecarga es tan grande que hemos perdido la capacidad de valorar lo que vemos.
El gran engaño del streaming es la ilusión de la libertad. Sí, tenemos miles de títulos, pero esa cantidad es el problema.
Antes, la sala de cine, el videoclub o incluso el cable con programación fija, actuaban como curadores. Había un filtro de calidad y un evento social. Hoy:
El Algoritmo Gana: Las películas que realmente necesitan ser vistas y discutidas (los dramas lentos, las comedias independientes) se pierden instantáneamente bajo un diluvio de thrillers genéricos y secuelas innecesarias.
La Muerte del Contexto: Una película de Martin Scorsese o Alfonso Cuarón se estrena con el mismo thumbnail y el mismo tratamiento que una película adolescente de bajo presupuesto. No hay un sentido de evento, de respeto o de importancia.
La sobrecarga nos ha convertido en consumidores pasivos. Desplazamos la pantalla, elegimos la opción más cómoda o la que el algoritmo nos obliga a ver, y olvidamos lo que vimos 24 horas después.
La verdadera tragedia es cómo esta cultura de “Contenido” ha cambiado nuestra forma de ver cine.
La película de autor, la que exigía tu atención plena, ya no puede competir. Ahora, una película debe ser lo suficientemente atractiva para:
Ganarle al Algoritmo para aparecer en tu feed.
Ganarle al Teléfono para que no lo uses mientras ves la película.
Ganarle a la Fatiga para que no la pauses a los 20 minutos.
El cine se ha convertido en una actividad de fondo, algo que hacemos mientras cocinamos, revisamos el móvil o esperamos que llegue la próxima gran serie. El respeto por el encuadre, el silencio y la narrativa lenta ha desaparecido.
El negocio es simple: Tu atención es la moneda. Y para mantener esa atención, el cine debe ser simple, ruidoso y constante. Si esa es la nueva regla, entonces el cine como arte contemplativo está condenado a la extinción.
Extraño la época donde una película, aunque fuera mala, era un evento que te obligaba a elegir y a concentrarte. Si la sobrecarga sigue así, el cine solo será un ruido blanco producido en masa para justificar una suscripción.
¿Crees que las plataformas realmente devaluaron el cine, o que ahora es más accesible que nunca? ¿Cuántas películas viste el mes pasado que realmente recuerdes? ¡Déjanos tu opinión y debatamos sobre el futuro de las salas!
Comments
miaqueen
It’s a great pleasure reading your post!
cmsmasters
Thanks.